lunes, 18 de febrero de 2013

La artera utópica.

Si he de engañarte, he de hacerlo muy bien,
con la mirada constante, el susurrar sin doblegar,
la sonrisa perdida de quien no le importa más...
Si he de engañarte, que no sea fingido,
que no sea teatral, que se vea el arte en toda la trola.
Si he de engañarte que sea con premura,
sin tanto atavío, de manera tal que quede exenta al escarnio...
Al escarnio tuyo, al escarnio mio.
Si he de engañarte que sea de manera cruel y socarrona,
sin tanto preámbulo, de manera muy diferente a como sé que
te han engañado antes.
Si he de engañarte he decidido que sea con la verdad más cierta
y funesta que te hayan dicho nunca. Una verdad convicta,
una verdad tan irrefutable como el vivir.
Me tomaré el atrevimiento de engañarte como una mujer audaz,
y tomaré la desición de sobreestimarte,
en caso contrario el embeleco no tendría nada de diverso al resto,
sería un engaño más. 
He decidido engañarte con lo real, para que veas que
justo en ese instante en el que crees y esperas una
mentira, una certeza, embauca más.

Soledad facha.

Como río de ti...
El que menos cree en ti, más te crea, creo que ese poder inverso lo logras sólo tú; a ti que vienes cada que quieres a desbordar un salpicón de infelicidad, y te pasas de ingredientes. Ya lo he entendido todo, tu ardid, tu falacia en la que extrañamente sucumben las personas que te temen, porque es más fácil para ti someterlos de esa manera.
Pasas, confundes, dejas todo al eco...Y te vas.
Realmente siempre fuiste eso, el eco de algún "vos" que creyó en ti...No eres más que un pedazo de esquizofrenia permitida, una ilusión óptica del ego, un grito del silencio, una fantasía inducida.
Es hermoso conocerte, es un placer hablar contigo, aunque finjas que no me escuchas, eres más atenta de lo que aparentas.
Has perdido tus atributos debo confesar, ya no luces tan fresca como algún tiempo, pero esa madurez te ha vuelto más hermosa en tu interior, has adquirido una cierta gallardía que es sencillamente envidiable.
Tu extraña manera de seducirme, a la que antes huía, se me ha tornado sutilmente interesante. Eres teatrera, eres melancólica y tu popularidad es la obvia búsqueda desesperada de estima, quieres ser parte de la vida común de todos, porque realmente eres tú la que se siente sola y desesperada.
¡Deja de mentir! No eres cruel, no eres despiadada, eres suave y liberadora, eres necesaria, eres luz; sólo buscas que la gente se ame a sí misma. Emancipas al ser que "ha de ser", para que sea.
Son ellos los que no han entendido el concepto... Son ellos los que no se han amado nunca.